LA CHINCHETA. El plan de Sánchez

En el fondo ése era el plan. Ni plan A, ni plan B, que se olvide la oposición, Pedro Sánchez nos quería poner a todos en forma haciendo deporte. Miles de euros gastados en dietas milagrosas, gimnasios y ropa deportiva (olvidada en el fondo del armario) y al final, en la fase 0, nos abrieron la puerta del corral y nos tiramos a la calle a correr y caminar como posesos. “Corre cariño, que es la hora...” y venga a darle a la chola.

¿Qué se cancelaron las Romerías? Que va, se enfocaron al deporte. Miles de romeros ataviados en chándal (algunos de los años 70) salieron a trotar desde el sábado cual cabra tirada al monte. Faltaron las vacas y las carretas. Don Pedro lo va a conseguir, porque a todo lo malo hay que verle su lado bueno: seremos un país más saludable. Después de 50 días encerrados, ¿quién no salía a la calle? Leí por ahí que alguno se encontró en el chándal un billete arrugado de 1000 pesetas.

La gente pija, que solo hace ejercicio en gimnasios pijos, con entrenador personal más pijo aún, tuvo que salir al barrio y mezclarse con la plebe, no les quedó otra. Los estrategas del ligue han visto un auténtico filón para “tirar los tejos”, una buena alternativa para conocer, quedar, y al ataque: “¡ay!, te vi el otro día caminando por el barrio, que guapa/o estabas con ese chándal de Calvin Klein...”, leña al mono, y ya está. Esto sí que es ejercicio rentable amigo...

Faltaba la Billo´s Caracas Boys, con su “baile en la calle”, el puesto de perritos de Berto y Caya (eterno salvador de almas hambrientas) y el furgón de helados “California”, para componer el puchero perfecto. Eso sí, el plan de Sánchez nos dio aire y al final va a tener algo de mérito Mr. President, porque yo mismo, al caminar, sentí serenidad y ese deseo de libertad que raras veces aparece y parecía nos habían robado. Lo próximo un baile ¿eh?