LAS CHINCHETAS DEL DOMINGO. 

Disparar con cartucho ajeno...

Miren que he escuchado palabras de desanimo y desamor en estos años, pero lo que ha dicho la ministra, Teresa Ribera, refiriéndose a los requisitos para reabrir hoteles, cafeterías y restaurantes, es para hacérselo mirar con gafas de culo de botella. Atentos: “que en el plan de transición tras el estado de alarma no se impone nada a nadie” y que “el que no se sienta cómodo, que no abra”. Claro que no pasa nada Sra. ministra. “No me siento cómodo, es mi hobby, si no me apetece no abro mi negocio, que el dinero viene caído del cielo” habrá pensado, torturado a facturas, más de un pequeño empresario. Que fácil es decir tonterías, bien calentita en el sillón azul del Congreso con un sueldo más calentito aún, pagado por todos. Que fácil, cómo decía mi padre, es disparar con cartucho ajeno.   

El escudo protector...

Ya es un secreto a voces que el Estado quiere prorrogar el Estado de Alarma hasta finales de Julio. Y mientras tanto tenemos a medio millón de personas desempleadas (solo a lo largo del mes de abril) con un ERTE que sigue empantanado y perdido en la maraña administrativa. En abril, el 60% de los afectados de marzo, no cobraron la ayuda del Estado. Si no cobran mañana (el Estado ha dicho que mañana), encadenarán casi dos meses sin ingresar ni un solo euro.  

¿Dónde está ese escudo protector que había garantizado el ejecutivo? Ni siquiera hemos sido capaces de tramitar eso, expedientes de regulación. Y ojo, España es uno de los países con mayor número de contratos temporales. Cuando reabra la actividad económica, una parte importante de los afectados por los ERTE verán como no se les renueva el contrato y serán despedidos. ¿Eso era el escudo protector o un remiendo de uralita?

Por una tabla de surf...

Ayer fue el día de las tablas de surf. Quien tenía una guardada era el rey del mambo. De repente hubo un terremoto en la Federación Española de Surf. En Canarias aparecieron miles y miles de aficionados, abrazados, federados, tíos, sobrinos y animales de compañía. Eso sí, amarrados todos a la tabla de surf o al boogie viejo escondido en la maleta del coche. Pescadores pagando licencias toda la vida, mirando desde las rocas, sin poder echar un anzuelo, y viendo a tipos pasándolo genial con su tabla. Pescar no, surfear sí. Para poder nadar casi hay que ser campeón de España, para surfear, tener una tabla. Supongo que algún ministro debe ser surfero. El mundo al revés...






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