LA CHINCHETA. Y la Ayuda... ¿pa cuándo?
El Ingreso Mínimo Vital (IMV), la paga que lo iba a
solucionar todo, anunciada a bombo y platillo como la medida social del futuro,
ejemplo a seguir por Europa y tabla de salvación suspirada por los más
desfavorecidos, se quedó en eso, en un suspiro de melancolía. De 700.000 solicitudes,
sólo 4.100 han sido aprobadas. Es más, los animo a que llamen a la Seguridad Social y
pregunten cómo va su tema. Si les contestan, vayan inmediatamente a poner la
Primitiva...
En Canarias,
las llamadas diarias a la Consejería
de Derechos Sociales, son un sin vivir para los empleados públicos,
que ya no saben que decirle a la gente a cuenta del IMV (que no depende
de ellos) y de la Renta Ciudadana, que sí depende, pero que tampoco está
llegando, bloqueada con la excusa de que ya está el Ingreso Mínimo y hay
que negociar eso con el Estado.
Recordarán lo que prometió en campaña la hoy consejera Noemí Santana: que en
Canarias tendríamos una Renta Básica Ciudadana, que rondaría los 600
euros mensuales, siguiendo el modelo propuesto por Podemos. Lo que ocurre es que no hay dinero,
ni recursos para pagar y tramitar ambas ayudas. Todo un ejemplo de buena
coordinación. A ver que le dicen ahora a la gente. Así está escondida la consejera,
que no aparece por ningún sitio, con la excusa de que está trabajando mucho y
no le gusta salir en los medios. Ya...
Lo cierto es que Noemí Santana se ha rodeado de un equipo que no conoce la
administración y menos, en asuntos tan delicados como estos. Las meteduras de
pata (dicho por los propios técnicos) son monumentales. La más lamentable
prueba de ello es una noticia que casi pasó desapercibida en pleno mes de
agosto: una pieza clave en la Consejería, Jonás González, dimitió como Director
General de Derechos Sociales. No es frecuente ver en política que dimita alguien
porque “asume su incapacidad emocional para el cargo”.
Vamos, que se mandó a mudar harto de todo y de tanta
incapacidad. Los empleados públicos me cuentan que cada día es un caos absoluto,
con un ambiente incómodo y sin criterio alguno a la hora de gestionar. Y ahora
encima, les llegó el tema de la inmigración (en Canarias depende de esta
Consejería). No, si va a ser verdad aquello de que “a perro flaco, todo son
pulgas”. Y vaya pulgas...
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