LA CHINCHETA DEL DOMINGO. Un año después...

Lo recordaremos como el año que cambió nuestras vidas. Fue en La Gomera, hoy hace un año. Y nos lo tomamos a broma, y si no a broma, nos sonó muy lejano. Como que aquello, no iba con nosotros. Fue un alemán que estaba con un grupo de amigos de vacaciones. Se notó fiebre y dolor de garganta. A partir de ahí ya conocen la historia. El horror de La Pandemia llegó para quedarse.

“Entenderás, en un solo momento, que significa un año de amor...” cantaba Luz Casal en “Tacones Lejanos”. Cambien “Amor” por “Horror” y ahí tienen el titular de un año tan difícil de asimilar, que generaciones venideras seguirán devanándose los sesos a ver cómo ocurrió todo. Porque además tiene uno esa sensación abúlica de que esto no ha hecho más que comenzar. Sí, volveremos a vivir, pero ya no volveremos a vivir igual. Ha sido el año que lo cambió todo.  

No voy a escribir sobre cifras de fallecidos. Me tiembla la mano al tocar la tecla. El caparazón de la tortuga aguanta, pero los golpes duelen, y han sido demasiados golpes. Hemos desarrollado también un concepto de la solidaridad raramente cultivado por el ser humano, y menos mal, porque un año después, 100.000 familias, viven sin ingreso alguno en Canarias.

¿Política...? No, gracias, que pase el siguiente. El papel de los políticos en este año del Señor, daría no para una Tesis Doctoral, sino para escribir mil poemas de desamor lánguidos y “cortavenas”. En nuestros bolsillos, no volveremos a recuperar los niveles previos a la crisis hasta 2023 o quizás principios de 2024. Lo digo para aquellos visionarios que hablan de no sé que historia de recuperación durante este año o principios de 2022.  

Un año después seguimos sin poder darnos un abrazo. Como hecho de menos un simple abrazo. Menos mal que el sol sigue saliendo cada día. Como le respondió el filósofo Diógenes (que vivía dentro de un tonel, entre harapos) al asombrado conquistador Alejandro Magno, cuando éste le ofreció cumplir sus deseos, si quería un palacio y riquezas: “no, solo te pido Señor, que te apartes de delante, y dejes que el sol me siga dando, no me quites el sol...”. Pues eso, Gran Virus Conquistador, no me quites el sol...

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