LA CHINCHETA DEL DOMINGO. Me “jarté” ...

Ya lo he escrito y lo volveré a escribir mil veces más, hasta que me “jarte”. De puertas para dentro, en muchos pisos, en las reuniones familiares, en las fiestas de fin de semana, en las chuletadas azorradas y en las copas de madrugada, es donde vive el Covid, y se lo está pasando de “fruta” madre con nosotros.

Volvemos a estar en una especie de tercera dimensión, de nivel 3, semáforo naranja, y lo que quieran inventarse para ponerle nombre a esta miseria, porque aquí casi nadie sabe nada, y no pienso escribir las perrerías que ello supone. Simplemente dar las gracias, muchísimas gracias a todos los irresponsables que nos han jodido y nos han llevado a ello.

Sí, critiquen todo lo que quieran a la consejería de Sanidad por tomar esa decisión, incluso a los políticos que están tomando las decisiones avaladas por comités científicos. Háganlo si quieren, pero los responsables son los que se han juntado en una sala de fiestas, “a lo zorro”, con más de 150 elementos y elementas en muchos casos, a beber, divertirse y a exaltar la amistad.  

Y todo bajo el mismo patrón y la misma excusa: “Cari, es que lo estamos pasando tan mal, encerrados y sin salir, que nos lo merecemos, solo será un rato de diversión Cari, nos lo merecemos”. ¿Te lo mereces? ¿sí? ¿Me merezco yo acaso no poder viajar a otra isla, no ir al gimnasio, ver como se posponen pruebas médicas de cáncer por falta de recursos? ¿Me merezco acaso que, por tus copas de madrugada, pongas en riesgo a mis padres?

Me van a perdonar el tono de hoy, pero es que no puedo con esto. Llevamos mas de un año peleando con esta basura que nos está comiendo, y cada vez que a avanzamos un poco, en el momento decisivo en el que estamos, intentando recuperar nuestra salud, nuestros turistas y tantas otras cosas, descubrimos al grupo de malandros y malandras, abrazados al Virus a ritmo de Reggaetón barato.

No estoy generalizando. He sido bastante preciso en escribir a lo que me refiero, porque gracias todos los Dioses, la mayoría somos conscientes de lo que tenemos encima, pero por eso mismo hay que utilizar tono duro y contundencia con quienes no se respetan a sí mismos y pretenden buscarnos la ruina a los demás. Y ya está. Ya me “jarte”

 

 

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