LA CHINCHETA DEL DOMINGO. Gran Rey...

Escribo estas líneas desde nuestra casa de Valle Gran Rey o “Gran Rey”, como habitualmente decimos los gomeros. Esta mañana miles de pájaros anunciaron el amanecer en el Palmeral de Guadá, y ya varias parejas de alemanes, (de los cientos de ellos que hay aquí), bajaban a la playa a tomar café y desayunar. 

Benditos visitantes, que mantienen un modelo turístico que comenzó en los años 70, y que ha ido como un cañón hasta nuestros días. Huele a caña de barranco, huele a palmera y más abajo a tarajal de playa. Tiene su magia esto. Huele a pan recién hecho, y todavía me parece estar oyendo la vieja molina del gofio, que ahora están reformando. 

La Gomera es el destino turístico soñado por 65.000 alemanes, que cada año vienen, y que incluso se quedan a vivir (y a morir...), aquí. No hay dinero que pague ver una puesta de sol en la Playa del Inglés (nudista y hippy), con El Hierro de fondo. La isla está hecha una preciosidad. 

Ustedes pensarán que claro, qué voy a decir yo, pero si no me creen, pueden preguntarse por qué 22.000 personas, entre miércoles y jueves pasado, cogieron un barco para venir. Eso sí es el premio gordo. La Isla tiene algo que te atrapa y te seduce con una mirada sabor a miel de palma. La gente, incluso, sigue cambiando batatas por pescado o papas buenas por queso. 

Es eso ¿saben...? el verdadero patrimonio de la isla son sus gentes, gomeros y gomeras. Buenas personas amables y guerreras. “Salta barrancos” y “salta todo” lo que haga falta. Algunos siguen diciendo: “eres más tonto o bruto que un gomero”. Pues bien, que sigan, nosotros a lo nuestro, y si no, que le pregunten a los 22.000 visitantes de esta Semana Santa, o los 120.000 que cada año, se quedan a pernoctar y sobre todo a gastar, y que han comprobado que lo de tontos y brutos, es patrimonio de otros.