LA CHINCHETA. Alienados…No sé en que habrá quedado el asunto. En esta crisis-pandemia, las nuevas tecnologías están jugando un papel fundamental. Si no fuera por ellas y sus aplicaciones, estaríamos como humanoides de cromañón, aislados en una cueva. Ése es el lado bueno. El lado oscuro es que se usen por el poder político, para controlarnos y alienarnos más aún a través de nuestros móviles. ¿Nos estarán vigilando ya? No se ha vuelto a hablar del tema. Y me va quedando claro algo: siempre, después de estos conflictos, quedan recortados los derechos de los ciudadanos. Recuerden lo que ocurrió tras los atentados terroristas en Madrid: nuestros movimientos, viajes, estaban totalmente monitorizados.
Un arma eficaz para soportar una situación de encierro, pero letal, si es utilizada por el poder para controlarnos. La tentación de imponer ese control (algunos ya han expresado su anhelo de controlar la riqueza de este país y exigir sacrificios a particulares...) es muy peligrosa. ¿Lo próximo será controlar la libertad de expresión? ¿les suena...? Debemos ser nosotros los que elijamos y controlemos al Gobierno y exigir que respete los derechos de los ciudadanos. Eso sería lo lógico y no al revés. Y si no miren, ahí tienen al Estado de Israel. Viven en estado de emergencia permanente desde su creación en 1948. Siempre alerta, controlando y controlados. ¿les gusta...?
La seguridad siempre estará en batalla con nuestros derechos de libertad y estamos más controlados de lo que pensamos. No se trata de una película de espías. Si al Estado le interesa controlarle, la excusa de una pandemia, atentados, o climas prebélicos, son el caldo de cultivo perfecto para el deseo de algunos, con sueños de una patria mancomunada y alienada. Así que de vez en cuando dense una vuelta, y dejen móvil y tablet cerca del retrete. Así, recuerdan a los controladores el suave olor a lavanda y la posibilidad de que un día tiremos de la cadena, eso sí, con ellos dentro...

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