LA CHINCHETA. La
Velocidad con el Tocino
En la misma semana que digerimos atónitos el vídeo de la
ministra Irene Montero admitiendo, el 9 de marzo,
que conocía la peligrosidad del virus y aun así alentó las manifestaciones, Pedro Sánchez, incluyó
un “¡Viva el 8M!” en el final de su discurso ayer en el Congreso.
El 8M fue una jornada maravillosa, pero, el día 9 por la mañana todo cambió: estábamos
en una inminente crisis sanitaria. Por arte de magia, la manifestación, de
repente, nada tuvo que ver con los miles de contagios y fallecidos.
El Día Internacional de la Mujer lo fijó Naciones Unidas en
1975, mucho antes que Podemos (y ahora el PSOE...) lo politizaran para sus
causas. O sea, que no nos vengan ahora a dar lecciones. Yo, sin duda, también gritaría
¡Viva el 8 de marzo! Pero eso es una cosa, y permitir que 170.000 personas se
concentren en estado de pandemia, otra muy diferente.
Creo que unos y otros
andan confundiendo la velocidad con el tocino. Que carajo tendrán que ver los derechos
de la mujer y manifestarse por ello (magnífico), con dejar concentrarse a miles
de personas sabiendo que se estaban contagiando de un virus letal.
Y lo grave es que para no tener que prohibir dichas manifestaciones,
permitieron otros actos masivos, partidos de fútbol o mítines políticos (el de VOX,
por ejemplo). Al ¡Viva el 8 de marzo! de Don Sánchez, se ha referido el General VOX Santiago Abascal: “es
tanto como gritar ¡viva la enfermedad y viva la muerte!”. Ya
está. Otro torrontudo que no quiere entender o que fríe el tocino mientras acelera
a fondo...
Dicho esto, creo que la posverdad irracional nos ha invadido
y contra eso hay pocos argumentos, salvo contar mentiras aún más gordas. Todo el
mundo sabe (los que nos gobiernan también) que Madrid ha sido la capital del
coronavirus por las concentraciones del 8M. Y poco más que añadir o bueno...sí:
tal vez el premio Princesa de Asturias, otorgado a los sanitarios españoles,
debería recogerlo Irene
Montero, gritando en la tribuna aquello de ¡Viva el 8M!
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