LA CHINCHETA. Que viene “el coco...”
Imagínense el “cague” que le
entra a uno. Día tras día, un fulano, tocando a la puerta de casa y ofreciendo
una alarma antirrobo. El tipo husmeando por los alrededores, casa por casa,
preguntando, susurrando, que viene “el coco”. Es el acoso y derribo de muchas
empresas de seguridad para que las contrates. Me tienen negro...
Al acecho de la presa... |
El número de alarmas instaladas en
viviendas y establecimientos no hace más que crecer, a pesar de que los datos
de delincuencia disminuyen y contradicen el alarmismo. El uso del miedo en la
publicidad es una herramienta demoledora. No es igual que te digan “oye,
hay un índice de delincuencia muy grande”, a que te hagan imaginar que
roban en casa.
En los anuncios, te dejan unos
segundos experimentando ese pánico de pensar que alguien ha entrado en tu
hogar, con imágenes en blanco y negro o con poca luz. Te mantienen ahí, con una
música de tensión. Y de repente viene la solución, todo cambia: llega el color,
la música se vuelve alegre, vienen los GEO… vamos, te meten la alarma por la
boca.
Utilizan personajes como niños o
gente mayor para dar más miedo. Los anuncios son basura, casi de lo peor. Son diálogos
estúpidos ya prefabricados que puedes escuchar en cualquier conversación de
ascensor. Los comerciales que van puerta a puerta, en su mayoría no
tienen ni idea de seguridad. Muchos utilizan una estrategia que consiste en
llamar al “portero” y decir: “Vengo por lo del robo; ¡ah! no, que
me he confundido de piso”. Y ya te dejan jodido y en pánico. Es miserable.
Les dices que no te interesa, que no
vuelvan y ahí los tienes al día siguiente, asomando a la esquina, con esa
mirada “perruna”, al acecho de la presa. Un acoso que ya ha motivado
denuncias y denuncias. El miedo es un sentimiento dominante, vivimos un tiempo
que tiene miedo. Y estas empresas, al final, lo que nos venden es la protección
a esos miedos, a base de chantaje. Lamentable.
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