LA CHINCHETA. Okupas...
Este asunto se está pudriendo, apesta ya, y los sucesivos
gobiernos se niegan a olerlo. Cómprese
una casa, ahorre con esfuerzo, vaya pagándola, cuídela...para que luego, de
repente, un grupo de desconocidos se les meta dentro a vivir: “Okupas”. Ése
es el término que jalean y alientan algunos descerebrados en sus algaradas públicas
al berrido de: “nadie sin vivienda...”. Faltaría más, lo dice la
Constitución Española, pero no usurpando la de los demás...
La ocupación ilegal de viviendas se ha disparado. En cinco
años ha aumentado casi un 60%, y en estos momentos hay más de 100.000 viviendas
okupadas en España. Uno de los temas que más preocupan a los propietarios
durante las vacaciones es la posibilidad de que okupen su residencia habitual. De
las que están vacías ya, ni hablamos...
Sí, la casa es suya, pero si quiere acceder a ella pasadas 48 horas, estaría incurriendo en un posible delito de allanamiento de morada, y los okupas podrían denunciarle.
Sí, la casa es suya, pero si quiere acceder a ella pasadas 48 horas, estaría incurriendo en un posible delito de allanamiento de morada, y los okupas podrían denunciarle.
Resulta increíble, pero es así. Hay agradecer profundamente a
quien “fabricó” esta Ley y a quien no la ha modificado. Si los okupas han cambiado la
cerradura, la vivienda es ya su morada. No se puede intervenir
sin una orden judicial. Si intenta cortar los suministros básicos, o volver a
entrar en su vivienda, podría incurrir en delitos y los
okupas podrían denunciarle por coacción o allanamiento de morada...en su propia
casa.
Resulta escandaloso y de incompetentes que los sucesivos Gobiernos
no hayan cambiado la Ley y que sean empresas privadas, los que tengan
que actuar para que el propietario recupere su vivienda. Dada la velocidad de
la Justicia, esa es la alternativa que hay. ¿Cómo lo hacen? En España, la Ley
de Seguridad Privada autoriza a los dueños de las propiedades a contratar
seguridad.
Estas empresas montan controles de accesos autorizados en su
puerta. El okupa en algún momento tendrá que salir y si están fuera, no entran
y se acabó la historia. Pero cuesta dinero, mucho dinero. Y no
estamos hablando de desahucios a familias con menores o ancianos que hayan
hipotecado su casa. En el submundo miserable de estas historias hay casos de
profesionales, con grupos que okupan viviendas, y que las revenden. Gente que
no quiere pagar, aunque puedan hacerlo. Pequeños clanes de mafias. Y pasan los
meses, los años, y sigue oliendo mal, y quienes pueden hacer algo, siguen
mirando para otro lado.
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