LA CHINCHETA. Los
últimos elegantes...*
Somos una especie que se va extinguiendo, y nos va a pasar
como en el “Planeta de Los Simios”. Puede que, en el futuro, las jóvenes
generaciones nos exhiban como una especie rara, mientras nos miran para su
divertimento. Somos los últimos
elegantes. También fuimos jóvenes, y jugábamos en la calle. Pelota o
muñeca, la bici era cara. “Mulato” o polo de hielo, “vasito” si
acaso...
Casi, somos ya una edición limitada. La mayoría nunca fuimos
hijos de Papi y Mami. Desde los 15 o 16 años, si pillábamos algún trabajillo,
lo agarrábamos para meternos unas pesetas (sí, pesetas...el euro ni era un
proyecto) en el bolsillo. Ir a coger papas, cargar cajas, lavar el coche a
mano, ni se discutía, era obligación, so pena de cholazo.
Somos gente corriente. No sabíamos de ordenadores, teléfonos móviles
(el primero que vi pesaba 5 kg) y menos de Apps. Nuestra App era la de la
responsabilidad y el respeto que llevábamos grabado a fuego. También hacíamos nuestras
ruindades, pero si nos trancaban, el diálogo no era la opción. En las visitas a
casa ajena, bastaba con una mirada para no tocar la galleta ofrecida.
Cuando llegó el momento, supimos enamorar. No necesitamos “body
perfect”, ni proteínas. Con el pico bien “ajeitado” y cuatro
palabras de amor, sencillas y oídas a un galán de la peli de “Sesión de
Tarde”, se hacían maravillas. Si escondías una Flor, la sacabas de repente,
y se la dabas, no había nada que pudiera pagar aquella mirada de vuelta. Del
beso a escondidas ya ni hablamos. Entonces sí, amigo...
Una edición limitada... |
* No estoy loco (¿o sí?) …solo el día que no escriba lo que siento, como esto,
realmente pensaré que lo estoy, y ya entonces nada valdrá la pena, ni siquiera
escribir. La Chincheta está de acuerdo conmigo. Ese día, de la mano, nos iremos
las dos juntas...
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