LA CHINCHETA. Experimentos...
Hoy dan comienzo las clases en los centros educativos de
Canarias. Al final, la consejera Manuela Armas, con el visto bueno del Presi Ángel Víctor Torres, y con las reticencias de
sindicatos y docentes, decidió una apertura general del curso y clases
presenciales. El Gobierno pudrió la difícil decisión hasta el último minuto y ha
optado por aplicar la nueva realidad con una instrucción casi obligada.
Desde ANPE,
sindicato mayoritario, han sido bastante críticos con esta decisión
gubernamental. Y es que resulta, en sí, una contradicción: es comprensible que
se facilite la tarea a las familias que no tienen posibilidad de mantener a sus
hijos en casa, o no les da la gana de hacerlo, pero obligar a las que quieren y
pueden mantener a los chicos en el domicilio es bastante extraño. El café para
todos a veces no, vale...
Probablemente la decisión del Gobierno no se ha adoptado
atendiendo a criterios estrictamente sanitarios, sino políticos. Ya me dirán si
no existe riesgo de multiplicar los contagios en zonas de la ciudad de Las
Palmas, donde el aumento de casos es muy preocupante. Creo que el Gobierno está
haciendo un experimento con algo que no debiera.
Está testando situaciones de riesgo, que podrían disparatar el
número de enfermos. Y desde luego, experimentos con gaseosa...como que no. Vuelvo
a insistir en algo que se ha dicho (informes científicos en mano) hasta la
saciedad: hay escasa transmisión del Covid entre niños y pocos brotes en
los colegios. El problema está en los adultos: profesores y personal no docente.
Y es para tirarse de los pelos, me parece lógico que llevemos
meses insistiendo en realizar los PCR a los turistas, algo que después de llorar
como plañideras se ha conseguido. ¿Y por qué no a nuestros pibes y profesores?
¿tenemos que esperar al día antes del comienzo de las clases para plantearnos
esta medida, como de hecho ha ocurrido?
Hubiera sido de responsabilidad la realización obligatoria de
PCR a todos los docentes y resto de personal. Si hemos suplicado y hasta nos
hemos arrastrado para hacérselo a los turistas, porque nuestro presente y
futuro económico depende de ello, ¿por qué no habríamos de hacerlo con algo que
también es nuestro futuro? Proteger a nuestros niños. ¿Se gastarían un millón de
euros, de los bolsillos de todos, por sus hijos? Ésa es la cuestión.
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