LA CHINCHETA. Mensajes manidos y batatos..

Que fácil es hablar desde las alturas, sin pisar el terreno y con mensajes institucionales llenos de sanas intenciones y buen rollito aflautado. Palabras huecas listas para el váter y tirar de la cadena. El director general  de la OMS, Tedros Ghebreyesus (peor que pronunciar Arguineguín, si no pregunten a Marlaska), ha dicho en un mensaje al planeta que “la pandemia del coronavirus no será la última de este tipo de crisis. Las epidemias son un hecho en la vida...”.

Oiga...como llover o reír... simples hechos de vida. Ante tal novedosa reflexión, ciudadanos y Medios de Comunicación de todo el mundo se han visto impactados. ¿Qué va a decir este tipo si no...?” me dirá alguno: “son mensajes institucionales, es lo que les toca”. Falso. Mensajes manidos y batatos, que no interesan ni al Tato. Casi mejor que no digan nada y se estén callados. Lo mismo ocurre en España y en Canarias. Ven un micrófono y una cámara de TV y tiemblan de gusto...

En el colmo de su “lucimiento”, el dirigente de la OMS afirmó que “una mejor inversión en salud pública podría asegurar que las generaciones futuras hereden un mundo más seguro y sostenible”. Urgente, que paren las rotativas, a éste hay que darle el premio Nobel. A éste, y compartido con su colega, el secretario general de la ONU, António Guterres, quien aseveró: “la pandemia en sí misma no es una sorpresa, era una posibilidad, pero el mundo no se preparó para ello”. No me diga... ¿en serio...?

Fuertes dos cabezas, para un caldo de pescado. Toda esta sarta de frases prefabricadas, ¿le suenan a algo práctico, a alguna solución...? ¿están a la altura tipos que cobran unos sueldos tan escandalosos que harían un Santo Varón a cualquier Diputado o Senador, que ya es decir?

Si quieren reírse atentos al rebuzno final del tal Tedros: la pandemia, dice: “ha resaltado la unión íntima entre la salud de los humanos, los animales y el planeta”. Toma ya, ha habido hasta uniones íntimas. Creo que para preparar estas declaraciones se montaron un culebrón con un buen fumado de hojas benditas. Menos mal que estos de la OMS están tan lejos, que el humo de la “fumada” solo nos pilla de rebote.

 

 

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