LA CHINCHETA DEL DOMINGO. Tolete, el último...

A la vacuna del Covid se le podría aplicar el slogan, “My time is now...”, una de las campañas publicitarias más potentes de la historia, de la multinacional NIKE: “Ahora, es mi oportunidad”. Más bien es nuestro momento, la vacuna es nuestra única oportunidad. Hoy, en el Hospital del Dolores en Tenerife, una mujer de 80 años, recibirá la primera vacuna en Canarias. Es su momento, es el momento de todos.

Porque, aunque les parezca increíble, el debate en la calle es: ¿Me pongo o no la vacuna...? Hay muchas dudas aún, pero se los digo en serio...aquí aplíquense eso de “tolete el último...”, porque los científicos ya lo han dicho: el “bicho” va a oler y buscar a quien no la tenga puesta y no tendrá compasión. Es lógico. Es un organismo inteligente y buscará “carne fresca”.

Creo que el no ponérsela es un acto de egoísmo y de irresponsabilidad. O sea, yo me la pongo para cubrirme a mí, a los míos y a usted. Y muchos por ahí no se la quieren poner y, ¿a quién cubren...? ¿Seguirán con el riesgo de seguir enfermando y propagando? Vamos a dejarnos de pollabobadas. Se imaginan que, a lo largo de los vaivenes de la Humanidad, los que estaban enfermos de Rabia, Colera, Fiebre Amarilla, Viruela, etc. ¿hubieran pensado en no ponérsela?

Me alegro que sea nuestra gente mayor quien primero la reciba. Lo han dado todo por nosotros y muchos de ellos han muerto de manera miserable, solos en Residencias de Ancianos. Muertos y solos. Ya hay protestas incluso por el reparto de las dosis y por qué más vacunas a algunas Comunidades que a otras.

Menos mal que lo de las vacunas fue una compra conjunta vigilada exhaustivamente por la UE, chiquito tenderete si llega a comprar cada país por separado o no digamos cada Comunidad. Hubiéramos acabado 2021 sin ponérnosla o con algún intermediario engañando y haciendo negocio con los amiguetes, como siempre.

Para los canarios, hoy, en el Hospital de Dolores (ni que hubieran elegido el nombre a propósito) comienza un camino. No estaremos curados de repente, no podremos dejar de lado las restricciones, pero cada día que pase será una pequeña batalla ganada. 

Ganar la guerra está lejos aún y ojalá la vacuna nos ayude, no a ser mejores, sino simplemente normales. Para anormales, ya están los egoístas que prefieren que otros se las pongan primero.

 

 

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