LA CHINCHETA. Contar los muertos...
Contar muertos puede llegar a ser una tarea obscena. E Incluso miserable, si se trata de fallecidos en una misma Tierra y miras de reojo a la isla de al lado. Espero equivocarme, pero detecto en estos días un tufo insoportable a una especie de “Juego de la Oca”, donde desde Tenerife a Gran Canaria y viceversa, tiran el dado y cuentan muertos, a ver qué les toca.
Parece que se ha convertido en un macabro asunto diario, el contar
y debatir sobre cuántos mueren aquí y allá. “Hoy la espicharon más
en Gran Canaria, ya están peor que nosotros”, he oído decir a gente de Tenerife en cafeterías,
leyendo el periódico y sonriendo. O en Gran Canaria: “mira a estos “chichas”, nos echaban la
culpa de todas las plagas de Canarias,
cuando hace unos meses reventábamos las cifras de muertos. Ahora les toca a
ellos...”. No seamos hipócritas. Muchos lo dicen, y muchísimos más lo
piensan y se lo callan.
Como si esto fuera lo de los Carnavales o los Derbis Tenerife-Las Palmas, donde
siempre andamos al pique y algo más. Y ya, lo de la conspiración interestelar
de la Estrella de La Muerte, de que esto es una estrategia para hundir a
Tenerife o en su momento a Gran Canaria, pues dejémoslo en eso, en una ópera
bufa de nave espacial.
Espero que todo esto no sea más que una sensación, y no el
sentimiento de regodeo por las desgracias ajenas, que los alemanes definen
como Schadenfreude, y que he venido observando estos días duros
en muchas capas de la ciudadanía, cuando hablan acerca de los casos de
contaminados o fallecido por el coronavirus…
Tampoco se trata de que estemos en cero, como sucede en Corea del Norte, pero
contar nuestros muertos, para enseñarlos al de al lado, en el IPad o en las Redes
Sociales, es cuando menos obsceno y macabro. Sinceramente espero estar
equivocado, si no, estamos haciendo algo más que el ridículo. Estamos regodeándonos
en la muerte ajena. Y de verdad, eso da vergüenza.
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