LA CHINCHETA DEL DOMINGO. El banco de las lamentaciones...

Iba a toda prisa hace unos días, a las 7:00 de la mañana, por la plaza de Tomé Cano, en Santa Cruz de Tenerife, todavía a oscuras. Siempre duerme alguien en los bancos de esa plaza. Lo típico, ya saben, el tetrabrik al lado, y la manta raída. Pero me llamó la atención ver a un pibe de unos 15 ó 16 años, con ropa decente, dormido en un banco, y agarrado a una botella de agua.

Seguí mi camino, pero al llegar a donde iba, no pude evitar soltar la mochila y volver. Sí, soy así de tolete. Me meto donde no me llaman y en casa me lo dicen. Se acababa de despertar. Me miró. Le di los buenos días. “¿Es de la Policía”? me preguntó. “No, solo venía a ver cómo estabas...”. Esperé un exabrupto tipo: “váyase al carajo...”. Pero no, el pibe se me echo a llorar.

Me contó que la noche anterior hubo bronca en casa, primero el padre y la madre, y luego todos los demás. ¿El motivo? No se llega a fin de mes. Padre agobiado, madre derrumbada, hijos desorientados, porque quieren cosas (a ello les hemos acostumbrado) y no pueden tenerlas. Alquiler sin pagar. La nevera atiborrada a facturas pegadas. Y el chaval se largó, se mandó dos pastillas (eso me dijo), y se durmió en el banco. Para no oír el ruido de la miseria, o no ponerse a romper cosas en casa.

Le invité a un café (que menos), porque además era educado y me dijo que se volvía a ver si llegaba a tiempo de ir al instituto. Y yo, que además de tolete, soy un sensible llorón, le vi irse con infinita pena. La pena de saber que su historia, cierta o no, me recordó que seguimos siendo (los datos salían esta semana) la Comunidad más pobre de España, donde un tercio de nuestra población vive al límite de la pobreza, o donde miles de familias pasan hasta 3 y 4 días sin comer pollo o carne. Esto es Canarias, las que muchos llaman nuestras queridas Canarias, el paraíso del sol y playa... y de los pobretones también.

 

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