LA CHINCHETA DEL DOMINGO. Nira...

Te escribo y te enredo en cada beso que querría darte, niña Nira. Porque contigo llegó la Vida, en el 10 de junio del año del Señor de 2022. Y que viva la vida, porque tú has traído vida, Nira. Créeme si te digo que tú eras lo que necesitábamos. Vida, pura vida. Eres la niña, Nira, de la ilusión, la que nos faltaba después de dos años sin vida. Ya te contaremos el asunto ése de la Pandemia...

Nira, niña avanzada del siglo XXI, con todo por delante. Con la ilusión tuya de crecer, y nuestra de verte crecer. Prepárate para llegar a un escenario complicado, pero donde serás cuidada y mimada hasta extremos que ni sospechas. Ya me he puesto a la cola, para arrebatarte a tus padres un fin de semana, aspirar tu olor, que podría poner en frasquitos, y comerte a besitos de fresa, sabor de amor...

No te preocupes Nira por la guerra de Ucrania, por nuestro conflicto con Argelia, por los restos del COVID, o por las boberías de nuestros políticos (ellos también son padres), eso nos lo dejas a nosotros. Son nuestros problemas, los que hemos creado nosotros. No, mi niña, tú vienes limpita, solo preocúpate de vivir. Llórale a mami y a papi hasta la madrugada. ¿No te querían, te soñaron y te desearon? Pues ahora que se aguanten.

Sí Nira, es verdad que Canarias es una de las regiones más pobladas de España. Pero tú no eres una más de los 2 millones, 200. 000 canarias y canarios, que cada día apencamos duro para tirar adelante con esta bendita tierra nuestra. No, tú eres la recién llegada, elegida, querida, mimada, acurrucada...eres algo más que una niña. Eres tanto que no me cabe papel para escribirte.

Cuando seas mayor, te leerán esto ( ya me ocuparé...), y yo no estaré, casi seguro. Por eso lo dejo por escrito. Porque las palabras de amor, por escrito, jamás se las lleva el viento. Por cierto, por si no se han dado cuenta, Nira es mi sobrina nieta, ahora lo llaman así..., pero a mí me da igual. Me bastó verla, con sus patucos blanquiazules, para entender que hay vida. Esto es para ti. Viva La Vida, Nira...