LA CHINCHETA DEL DOMINGO. Un minuto de silencio...
Supongo que algún día aprenderemos. No creo que yo lo vea, moriré antes, está asumido, pero aprenderemos que no podemos quitar la vida sin más cuando nos dé la gana. Algún día aprenderemos que la vida de una mujer no se puede quitar, a gusto de consumidor, porque uno de los dos decidió que una relación se terminó. Si como “Machito Ponce” te dicen que no, te metes el rabo entre las piernas y te vas pa tu a casa a llorarla, pero el cuchillo no.
Este viernes estuve con mi hijo, con Santi. Nos despedimos después
de tomar algo y de tener una conversación serena. Y me llamó justo después de
dejarlo. “Papi, acaban de apuñalar a una chica en el portal de su casa al
entrar, lo he visto, creo que fue un atraco”. Le dije sobre la marcha que no,
que los atracos no acaban así. A la chica (34 años), la mató, el “hijo de fruta”,
rajándole el cuello, porque seguramente había terminado su relación.
Ella, empleada de limpieza, con sus ilusiones, sus cositas
que hacer, su gente a la querer. Su vida, su amor, su cajita de sueños. ¿Y
ahora qué? ahora nada, el vacío, la muerte y la desilusión. Una cobarde
puñalada en el cuello y todo se acabó. ¿Minutos de silencio? A quién coño le
importa eso. Ella ya no volverá, sus ilusiones murieron con ella, en un portal
del carajo en el centro de SCTFE. ¿Un minuto de silencio, dicen...? No habrá
mil vidas, ni 10.000 mundos para su familia donde asumir tanto dolor.
Vio pasar la vida y la muerte en segundos. Algo que ni usted
ni yo sabemos qué es, y espero que no sepamos, hasta que un día nos llame a
presentar respetos la Señora
de la Guadaña. Y el malandro, el “matador”, como decía el
bueno de Rubén Blades,
fue tan cobarde que huyó (lo pillaron al momento), y en vez de hacernos un
favor, sigue aquí, con su colmillo afilado, arrepentido de cara a la sociedad,
pero satisfecho de su obra de arte.
Algún día esto ha de cambiar. No somos dueños de la vida, ni
de la muerte. Les soy sincero, esto me destroza totalmente porque, básicamente,
me sigue haciendo pensar que todavía no hemos superado la fase en la que somos
diferentes a las alimañas. Y yo, y es que soy bobo, como me recuerdan a menudo,
pensaba que después de miles de años de historia, lo teníamos superado.
No se que siento más, si dolor o indignación, si pena o rabia. Pancartas, políticos detrás, minutos de silencio y declaraciones de indignación, para qué?. Que le hace eso a las víctimas? A las maltratadas que ante el miedo no denuncian por no "enfadar mas" al "maldito". Si no ponen más medios efectivos y eficaces, no hay nada que hacer. Esto es TERRORISMO MACHISTA, y cuando se le trate a esa altura, hablaremos.
ResponderEliminar