LA CHINCHETA DEL DOMINGO. Días de Verano...
Todo tiene su día y su hora. Y mi querida Chincheta y yo, necesitamos parar un par de semanas sin operar juntos, como dicen los cirujanos. Ella necesita afilar su punta, y yo que me pinche más, que estaba últimamente poco “funchona”, y cogiéndola conmigo, como esa persona querida que se lleva los palos por estar a tu lado.
Bromas y acertijos aparte, nos vamos unos días, sin
escribirnos, a ver si nos recuperamos de un año duro, lleno de inflaciones,
volcanes, momentos post COVID, guerras perdidas allá por Ucrania (chinos de por
medio), corbatas varias puestas en escaparates apagados. ¿Ven? Uno quiere
dejarlos un par de semanas y enseguida, como los mariachis, se arranca a
escribir cositas.
Solo espero que muchos de ustedes, que cada domingo me leen,
estén descansando algo si pueden. Son muy buenos por aguantarnos a mí y a mi
amiguita de punta afilada. De hecho nos cuesta estar un par de semanas sin
ustedes. Sin que nos den ese cariño impagable, y que como decía el bueno de Juan Luis Guerra “es mejor un día
contigo, que mil años sin tu abrigo”
Que nos sigan abrigando a la Chincheta y a mí. Dos minutos me bastan para
intentar enamorarles. Y no a base de historias de miseria, sino de historias de
amor y vida. Que cada palabra sea una Flor, y no un dardo envenenado. Que el poder de la palabra
siempre triunfe. Que cada día vuelva a salir el sol y que podamos seguir
contando nuestras cosas, sin que nos amordacen la boca.
Que sigo esperando el cariñito de cada día. Que llevaremos a
los ruines a un punto limpio y que tú, amiguita Chincheta, que un día te clavaste en mi
zapato y entraste en casa, sabías por qué lo hacías. Y aquí sigues guapa, en un
jardín de Flores. Vuela, pero vuelve en dos semanas. Que me haría sin ti...
Feliz descanso. Nos reencontramos a la vuelta.
ResponderEliminarBuen y merecido descanso a ti y tu Chincheta.
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