LA CHINCHETA DEL DOMINGO. Quítate tú, pa ponerme yo...
“El que administra la guerra no puede administrar la paz”. Esta vieja sentencia, resume lo que está ocurriendo estos días en los partidos políticos con las listas electorales, eterno deseo de propios y extraños. Ya ha comenzado el momento crítico del "quítate tú pa ponerme yo". Las listas de candidatos son listas de guerra. Nunca de paz, jamás contentan a nadie, salvo a los que saben que, por su puesto de salida, tienen asegurado el cargo.
Y no me refiero a las grandes listas, las de relumbrón, que si Cabildos o Gobiernos. Esas son listas de cirugía, de hilar fino con el bisturí político. Imagínense las listas en ayuntamientos y pueblos pequeños, donde todos se conocen. Primos y hermanos, yernos, cuñados y hasta gatos y perros, están afiliados a diferentes partidos, y peleados unos con otros. Las comidas de los domingos acaban en trifulcas a gritos, con presencia de la policía local.Pueblo chico, infierno grande. Lista chica, rebumbio servido.
Las miradas azorradas y los chismes filtrados pasean sin piedad por las calles como
granada explosiva buscando objetivo. Los aspirantes a lista electoral pululan
por las esquinas, conspirando y vendiendo favores al que mece la cuna para
poder estar bien situados. En muchos casos el sueldo de los próximos cuatro
años depende del trabajo de estos dos meses.
“Siento la llamada, la vocación, de servir a mis
vecinos”, se oye
decir en esas justificaciones prefabricadas que argumentan algunos. Y es verdad
que muchos sentirán eso, ojalá fueran más, pero otros tantos sienten la llamada
del echadero caliente y del sueldo público a fin de mes. Para qué vamos a
engañarnos...
El juego del "quítate tú pa ponerme yo"
hay que saber jugarlo a lo zorro. Hay que moverle la silla al otro sin que se
dé cuenta. Y que cuando se dé cuenta, no sepa de dónde vino el "viaje".
Esto es política, amigos. Bienvenidos al circo del “quítate tú, pa ponerme
yo”. Entradas a la venta. Difícil, dicen, domar a estas fieras...
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