LA CHINCHETA DEL DOMINGO. Como hemos cambiado...

“Di...qué nos ha pasado...”, como decía la inolvidable canción de Presuntos implicados. Lo escribo porque hace dos años, el COVID se comía nuestras vidas, y nuestras muertes. Y ya nadie habla del COVID, como hemos cambiado, que lejos ha quedado...Cada semana estábamos pendientes de cuánta gente moría. Y lo peor es que a día de hoy sigue muriendo gente, pero ya nos hemos olvidado. 

Estuvimos casi un mes de confinamiento total, vivimos con mascarillas (que llegamos a pagar a precio de oro), hasta hace nada. Solo teníamos tres destinos disponibles, el Super (dónde nos peleábamos por entrar...), la gasolinera y la farmacia. Hubo gente que ni pisó la calle en varios meses. El miedo a enfermar, y a morir incluso, nos comió. Pero ya, afortunadamente, está olvidado.

Ni si quiera podíamos velar a nuestros seres queridos fallecidos. Aplaudíamos a los sanitarios cada tarde, nos consolábamos oyendo el “resistiré” del Dúo Dinámico, e incluso llegamos a cantar “la muerte no es el final”, himno del ejercito dedicado a los caídos. Hubo gente que incluso hizo “fortuna” con la pandemia. Nunca unas mascarillas dieron pa tanto.

Hubo parejas que se rompieron, por tener que soportar una convivencia inédita entre 4 paredes, y otras que se encajaron para amar y vivir, como el zapatito de cristal al pie de la cenicienta. Los políticos se tiraron los trastos por arriba y por abajo, y ya nadie sabe donde está Fernando Simón, el médico-portavoz, que encandiló al mundo diciendo, cuando comenzó la “vaina”, que: “aquello era un tema puntual, y se darían unos cuantos casos”. Ay mi cabeza...

Hoy, podemos volver la vista atrás, y recordar que estamos vivos, aunque hayamos cambiado, en comportamientos y costumbres. Y yo personalmente, en algo no he cambiado, y es en no poder olvidar a las buenas personas que se fueron. Viviré con eso, y lo asumo con el sabor amargo del llanto eterno, como cantaba Serrat. Como hemos cambiado...

Comentarios

  1. Si que hemos cambiado. Somos más egoístas, si esto era posible. No aprendimos que la mascarilla es para cuando YO estoy enfermo, y puedo transmitir mi virus. Ahora yo tengo que vivir a tope, se fastidie el que se fastidie. Y más cosas nos empeoraron, somos menos sociedad, si es que lo éramos.

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