LA CHINCHETA DEL DOMINGO. Entre la vida y en la muerte...
Entre la vida y la muerte, en la salud y en la enfermedad (y nunca peor dicho...), esta semana, el jueves, hizo 4 años que nos encerraron en casa por el COVID. La memoria es frágil, y muchas cosas terribles se han ido archivando. El cerebro humano es muy inteligente y tiende a congelar, incluso borrar los momentos terribles. La soledad nos comió con papas y huevos, y las secuelas siguen siendo impactantes.
Aquel día volvía a casa tarde ya, y paré en una cafetería a
tomar un cortado. Esperé a ver la comparecencia de Pedro Sánchez, y en la previa de un partido
de la Champions,
entre parroquianos cerveceros y con sus vinitos, les dije: “disfruten del
partido, no volveremos a ver otro en el bar en mucho tiempo”. Se rieron
al son de “exagerado que eres, esto serán unos días”, dijeron.
Vaya si fueron días...
Luego Fernando
Simón, aquel científico – medico, metido a portavoz, explicó que era
como una gripe, y que habría una docena de casos, si acaso. Vaya puntería el
tipo. Luego, lo que vivieron ustedes, salir solo al Super, la farmacia y la
gasolinera. Pasear al perro, pero a los niños no. Se alquilaban hasta a los
chuchos para eludir a la Poli. Aplaudíamos
a los sanitarios cada noche, y muchos de los que aplaudían, salían por la
puerta de atrás, veloces, a hacer negocio con las mascarillas y las comisiones.
Miseria humana. En las guerras, siempre se gana dinero con la
desgracia de los demás. ¿Por qué escribo todo esto...? porque no debemos
olvidar, porque pasó la pandemia (aunque sigue muriendo gente por COVID)
y cambiaron nuestros modos de vida, y porque, por desgracia, hay cosas que no
cambian, como que seguimos teniendo en Canarias, los sueldos más bajos de España y la cesta de la
compra más cara del país.
Vendrán más pandemias. Lo dicen todos los científicos. No sabemos
ni cómo ni cuándo, pero el futuro es tan incierto, que les voy a contar del
panorama político e institucional, con nuestros próceres echándose basura
encima cada día, que da hasta vergüenza ajena pensar en ello. Nunca peor dicho,
entre lo patético y lo miserable. Entre la vida y la muerte...
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